Este estudio es el primer informe realizado en Chile que analiza nuestro sistema de gobierno de manera integral desde 1990. Entre otros temas, la investigación muestra que la disminución de la participación electoral en Chile en los últimos 24 años no se relaciona a una tendencia mundial. En este plano, nuestro país exhibe la caída más aguda en participación (35%) entre 1990 y 2013, mientras que en otros países se evidencian alzas considerables en la proporción de ciudadanos que concurren a las urnas.
Encabezado por la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, en el Salón O’Higgins del Palacio de la Moneda se llevó a cabo hoy el lanzamiento del Informe Auditoría a la Democracia, realizado por el equipo del Programa de Gobernabilidad Democrática del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), y que analiza por primera vez de manera integral desde 1990 –año del retorno a la democracia- el sistema político en nuestro país.
En palabras de Antonio Molpeceres, Representante Residente del PNUD en Chile, “el informe representa un esfuerzo inédito en materia de evaluaciones a la democracia en América Latina. Siguiendo la metodología elaborada por IDEA Internacional y el PNUD a nivel mundial, esta Auditoria sigue la tradición de los State of Democracy Assessments, y es la primera de su tipo en las Américas”.
Entre los resultados y conclusiones más relevantes que arroja el Informe Auditoría a la Democracia destaca, como fortaleza de la democracia chilena, su estabilidad institucional y su eficacia gubernamental, lo que ha permitido mejorar las condiciones de vida de las personas y expandir derechos civiles, políticos, sociales y económicos.
El Informe Auditoría a la Democracia muestra sin embargo, que la democracia se ve crecientemente tensionada por el malestar de la ciudadanía con sus instituciones. El deterioro de confianza en los partidos políticos y el Congreso destacan no sólo por su magnitud, sino porque muestran unas de las caídas más pronunciadas en América Latina entre 1996 y el 2013.
Mientras en 1996 la confianza en los partidos políticos en Chile estaba 6 puntos porcentuales por encima del promedio regional (28% y 22% respectivamente), en 2013 esa relación se invirtió, dejando a Chile 9 puntos por debajo del promedio regional, con el 15% versus el 24%. Al mismo tiempo, la baja confianza en el Congreso entre 1996 y el 2013 es la segunda más pronunciada entre los países de América Latina, pasando de un 43% a un 21%.
Otra de las conclusiones del estudio es que el sistema binominal provoca una distorsión en la representación política, ya que termina sobre representando a las dos principales coaliciones y al partido más grande dentro de ellas, en desmedro de los partidos políticos que no son parte de estas coaliciones, así como a las candidaturas independientes. Lo anterior desincentiva la competencia y genera resultados electorales altamente predecibles.
La distorsión y la desigualdad también se aprecian en las enormes diferencias de electores entre distritos. Como ejemplo se puede señalar que en la elección parlamentaria de 2013, en el distrito 59 votaron 35.984 personas válidamente, eligiendo a dos diputados; mientras, en el distrito 20 lo hicieron 244.782 personas (más de seis veces los electores del distrito 59) y eligieron la misma cantidad de parlamentarios para la Cámara Baja. De acuerdo a las cifras y el análisis, el sistema binominal fue diseñado para transformar un sistema históricamente multipartidista en uno bipartidista, lo que ha fracasado rotundamente.
Marcela Ríos, oficial del programa de Gobernabilidad y coordinadora del estudio Auditoría a la Democracia, destaca que este informe “nos muestra que Chile ha logrado construir un régimen democrático estable, que es cada vez más valorado y apoyado por la ciudadanía como la mejor forma de gobierno, pero que, sin embargo, enfrenta hoy nuevos y más complejos desafíos para poder avanzar hacia una sociedad menos desigual”.
A raíz de lo anterior, el informe establece siete desafíos en los que PNUD recomienda trabajar para alcanzar más y mejor democracia para un Chile inclusivo. Para Marcela Ríos, algunos de ellos tienen que ver con “mejorar la representación, ampliar la participación, ajustar el marco normativo institucional para poder avanzar en desarrollo, y enfrentar una desigualdad territorial, política y cultural que contribuye a reproducir la desigualdad socioeconómica”.
En términos generales, el Informe Auditoría a la Democracia busca contribuir al debate público poniendo a disposición de la ciudadanía, académicos y actores políticos un material analítico que facilite la reflexión respecto de cuánto y cómo se ha avanzado en alcanzar una democracia de ciudadanía. El estudio completo se divide en tres partes: Ciudadanía, legislación y derechos; Participación y representación; y Gobierno, Estado y democracia.
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