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Por Fabricio Franco
Director de Flacso-Chile
fabricio.franco@flacsochile.org
El proceso convencional constituyente de Chile está siendo seguido con atención en diversos lugares del mundo y en particular en América Latina. ¿Por qué?
Esto sucede no solo por la singularidad y fuerza de las movilizaciones sociales de 2019 o por el liderazgo de Chile en la región respecto de diversos procesos de cambio institucional o económico, sino por que varios de los problemas que dieron lugar a la actual coyuntura y que serán objeto de debate constitucional aquí, también están presentes en otras sociedades.
Se trata de temas como la desconexión de los partidos políticos con la ciudadanía; las limitaciones que parecen mostrar nuestros sistemas democráticos para recoger, procesar y responder de forma efectiva a las demandas ciudadanas o el relativo agotamiento en la forma en que se ha venido organizando la provisión de bienes y servicios públicos (educación, salud, previsión). Es decir, las condiciones básicas del bienestar y cómo estás han venido dividiéndose entre el Estado, el mercado y los propios ciudadanos.
Dicho de otra forma, varias de las cosas que nos suceden aquí tienen una expresión más global, aunque en Chile tienen características muy particulares.
Por ello, el proceso que tendrá lugar durante los siguientes dos años y medio, hasta agosto del 2022 con el plebiscito de salida, es un espejo, un escenario de observación en que diversos países estarán viendo qué funciona y cómo funciona. Si cabe la expresión, puede que este proceso termine operando como un “laboratorio de ensayo” frente a un contexto que tiene denominadores comunes con los procesos que atraviesan otros países.
Con esto, no me refiero solamente a los resultados, es decir al texto específico que tendrá la nueva constitución, sino al proceso que permitirá su definición: la forma como se construirá el “pacto social” que deberá sustentar los acuerdos para la futura la carta fundamental; la construcción de confianzas y el nuevo sentido común que se deberá configurar entre todos, o casi todos los actores involucrados.
Todo esto será objeto de la atención internacional. Pero existen algunos temas que creo serán observados internacionalmente con particular interés por su originalidad y por el impacto que puede tener en la forma y los resultados del debate, ya que garantizan una conversación más plural al que la política actual NO nos tiene acostumbrados en Chile o en otros lugares del mundo
Me refiero, primero, a la participación de candidatos independientes. Ha sido alentada y es un hecho que tendremos una enorme participación de ciudadanos y organizaciones independientes, fuera de los partidos políticos.
Esto parece demostrar que el elemento en crisis es el sistema de partidos y no el interés de la gente en la política o en la cuestión pública. Según datos del Servicio Electoral, poco más del 60% de los candidatos que se están presentando, están fuera de los pactos de partidos políticos. Veremos cuántos de ellos finalmente terminarán siendo constituyentes, pero el punto de partida parece indicar que tendremos nuevos rostros y perspectivas.
Un segundo punto es la paridad de género: es absolutamente inédito un proceso constituyente en el que se garantice que el 50% de las voces sean voces de mujeres. Esto contribuirá a la calidad y la legitimidad de la nueva constitución, al incorporar en el debate sustantivo a un sector de la ciudadanía que de forma implícita o explícita tiene una voz limitada en el proceso de toma de decisiones en las diversas dimensiones de nuestra convivencia ciudadana.
En este sentido, será muy interesante analizar como opera un elemento de la “democracia paritaria” en la definición de una carta política más inclusiva.
En tercer término, la representación de los pueblos originarios es un hecho de gran interés. Contar con cerca del 11 por ciento de convencionales representando a los pueblos originarios suponemos que pondrá en evidencia que en el país conviven culturas con instituciones y representaciones propias y que el reconocimiento de dicha diversidad nos enriquece.
Será muy interesante observar si la nueva constitución permite a los pueblos originarios asumir el control de sus propias instituciones, formas de vida y desarrollo económico, fortaleciendo sus identidades, lenguas y cosmovisión”, lo que representa un tema de atención no solo en la región, sino en el mundo.
Finalmente, un cuarto punto es la representación regional. La ley de escaños reservados está permitiendo que haya una “sobrerepresentación” de los electores de las regiones, por sobre los electores de la Región Metropolitana. Serán cerca del 70% de los escaños de la Convención y esto puede abrir un espacio para debatir con mayor énfasis y transparencia los problemas del centralismo.
Hoy Santiago representa el 40% de la población de Chile y en los últimos años concentra entre el 47% y el 49% del PIB. Estas cifras reflejan un problema presente, no solo en el país, sino en varios países latinoamericanos, incluso algunos que tienen estructuras federales o más descentralizadas que Chile, lo que implica que incluir en una constitución la noción de descentralización o incluso de federalismo no garantiza un desarrollo territorial más equitativo.
Recientemente 18 instituciones académicas o ligadas a la producción de pensamiento hemos dado inicio al Observatorio Nueva Constitución, que buscará precisamente dar seguimiento a estos y otros temas que parecen fundamentales no solo para el futuro de Chile, sino para la construcción de las nuevas herramientas institucionales y políticas que permitan avanzar en diversas problemáticas que ponen en jaque la convivencia y el desarrollo equitativo de nuestras sociedades.
Se trata de un desafío interesante para la reflexión académica, pero más importante aún, representa una oportunidad para analizar las experiencias y respuestas que el proceso chileno podrá delinear frente a problemáticas que hoy se vislumbran en la región y en el mundo.
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* El presente artículo es parte de la intervención realizada por el Director de Flacso-Chile, Fabricio Franco, en la presentación pública del proyecto Observatorio Nueva Constitución, realizado el miércoles 13 de enero de 2021 y del que puede obtener más información en http://www.observatorionuevaconstitucion.cl
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