Este martes se llevó a cabo una emotiva ceremonia en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO Chile), en honor a Jorge «Chichi» Ríos y Jorge Ignacio Soto, dos estudiantes bolivianos de la institución que fueron detenidos y ejecutados durante los primeros días de la dictadura chilena en septiembre de 1973.
La ceremonia, presidida por el director de FLACSO Chile, Fabricio Franco, contó con la participación de numerosos asistentes, entre ellos los hijos de Jorge Ríos, Mario y Jorge, mismo nombre que su difunto padre; el ex Presidente de Chile y anteriormente Secretario General de FLACSO, Ricardo Lagos; la Secretaria General de Flacso, Josette Altmann; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren; y el Cónsul de Bolivia, Fernando López Ariñez.

Jovenes refugiados en FLACSO

Juan Mario, hijo de Jorge «Chichi» Ríos
Jorge «Chichi» Ríos y Jorge Ignacio Soto son dos de los más de sesenta ciudadanos extranjeros identificados por la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación en 2003, y la Comisión Asesora Presidencial para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura en 2011 como víctimas de la represión en Chile. Los dos jóvenes eran estudiantes de FLACSO y su detención y ejecución por la dictadura chilena constituyen un triste episodio en la historia de la institución.
En la ocasión, Fabricio Franco señaló que “estamos cumpliendo una deuda histórica pendiente, que esta sede académica tiene con sus dos alumnos, pero también tiene consigo misma y con los académicos y alumnos chilenos y extranjeros, que en esos años fueron perseguidos. Por una FLACSO cuya impronta se transformó dramáticamente en esos años en adelante, otro hubiera sido el derrotero de nuestro sistema si las cosas hubieran sido diferentes en ese septiembre del 73¨”.
“Nuestra deuda, para asegurar la preservación memoria histórica de la institución, es la base para cualquier intento de reparación simbólica. De lo que se trata esta tarde y todas las tardes que vengan, es de transformar la lógica del olvido y recordarle fundamentalmente a nuestro colectivo de docentes, investigadores, alumnos y alumnas, el dolor sufrido, la violación a los derechos humanos cometida y recuperar la dignidad de las víctimas. Es decir, recuperar para nosotros mismo a Jorge e Ignacio y no volver a perderlos nunca más”, expreso el director de la Sede chilena.
Por su parte, Juan Mario, hijo de Jorge “chichi” Ríos, señaló que “perdimos a nuestro padre de muy niños, pero nos dejó el orgullo de ser hijos de un hombre de firmes principios, solidario y valiente luchador por la justicia y la libertad de los pueblos. Su legado fue el reconocimiento y el cariño de quienes lo reconocieron”, y finalizando su discurso con la frase “la vida nos ha enseñado la importancia de la tolerancia y el valor de la democracia”.
El Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto van Klaveren, afirmó que “representar al Estado de Chile es un honor para cualquiera que haya ocupado u ocupe, en mi caso, el cargo de Canciller. Yo no soy una excepción. Es un honor representar a Chile, pero en una ocasión como ésta es un deber hacerlo, y un deber extremadamente triste porque significa reconocer la responsabilidad de un Estado, que nosotros representamos, frente a esta horrorosa situación que se produjo a partir del 11 de septiembre y cuyas víctimas de la hermana República de Bolivia hoy estamos conmemorando”.

En la instancia, Ricardo Lagos señaló que nunca pensó estar aquí. 50 años después. “Quiero decir que esta Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales surgió precisamente en esa década, la de los 60´, haciendo posible el pensar desde América latina, lo que hemos aprendido en los centros más avanzados del conocimiento desde Estados Unidos o Europa”.



Este acto busca relevar la importancia de honrar la memoria y recordar el dolor sufrido por los estudiantes de la FLACSO y por muchos otros que fueron perseguidos durante la dictadura, resultando fundamental la necesidad de preservar la memoria histórica de nuestra institución y transformar la lógica del olvido en una búsqueda por recuperar la dignidad de las víctimas.